Uno de los problemas más importantes que se repite en la mayoría de las especies frutales es la muerte prematura de madera. Esta muerte, normalmente asociada a la disminución de radiación solar al interior del árbol, se ha tornado cada vez más frecuente e intensa.
Sin embargo, especies como la vid, granado o arándano que no debieran presentar muerte de madera por emboscamiento también han presentado este problema, que afecta muchas veces la planta completa. A este mal se le ha denominado genéricamente “enfermedades de madera” por la fitopatología, que se ha abocado a investigar principalmente los hongos que la causan bajo distintas circunstancias en diferentes especies.
Existe un gran impacto sobre la producción frutal y sobre todo para la sobrevivencia de los huertos. El desafío para su control es grande, si se consideran las diversas formas en que se produce la infección: heridas provocadas por labores como la poda o heridas naturales, como aquellas dejadas por las hojas o frutos al caer o en la cosecha, aperturas naturales como las lenticelas, daños causados por insectos o el hielo en la madera. También pueden penetrar a través del daño generado por otros patógenos, como bacterias u hongos en los frutos, y de esa manera llegar a la madera.
Otros problemas de importancia para su control son el largo periodo en el que la planta se encuentra susceptible y el amplio complejo de patógenos que pueden estar activos prácticamente todo el año. Cuando el hongo o bacteria ha alcanzado el tejido lignificado, su control se torna muy complicado porque los productos existentes son menos efectivos o incluso inefectivos.
Estos problemas no solo se encuentran en zonas con mayor humedad o en especies caducifolias. Muy por el contrario, el palto, pistacho, nogal, almendro o incluso la vid que crece en zonas semidesérticas como California o España también presentan importantes problemas productivos por enfermedades de la madera (Olmo et al, 2017) (Michailides, 2017). Esto también se puede ver en la Región Metropolitana, donde los nogales presentan cada vez más complicaciones productivas por este fenómeno.
Algunos de los hongos asociados a esta enfermedad pertenecen, por ejemplo, a la familia Botryosphaeriaceae del Filo Ascomycota. La Universidad de California ha encontrado asociadas a enfermedades de la madera en nogales a las siguientes especies de la familia: Botryosphaeria dothidea, Neofusicoccum parvum, Neofusicoccum mediterraneum Diplodia mutila, Neofusicoccum nonquaesitum, Neofusicoccum vitifusiforme, entre otras. Además, ha encontrado otros ascomicetes de la familia Valsaceae, como dos especies del género Phomopsis, tales como Diaporthe neotheicola y Diaporthe rhusicola (Telomorfos) en madera de nogal (Michailides, 2017).
Otros patógenos encontrados en Prunus sp, por ejemplo, pertenecen a la división Basidiomycota, como Chondrostereum purpureum o Schizopyllum commune (Joublan, 2018).
En cerezos, recientemente un estudio del INIA en la Región de Ñuble encontró los siguientes hongos identificados por PCR y secuenciados en el extranjero: Calosphaeria pulchella, Botryosphaeriaceae, Cytopora sp, Stereum sp, Chondrostereum pur pureum, Eutypa lata y Fusarium sp, Trichoderma sp y otros aún no identificados (Grinbergs et al, 2021). La incidencia de estos patógenos es alta y la que más se destaca es Calosphaeria pulchella, en un 46% de las muestras. En la Región de O’Higgins este mismo hongo ha sido detectado en cerezos por un estudio realizado por la Universidad de Chile (Auger et al, 2020). Es decir, una buena parte de los problemas asociados a Pseudomonas syringae pv syringae o cáncer bacterial se encuentran asociados a este u otros hongos.
En avellanos realmente hay poca información e investigación en Chile. Sin embargo, en estudios recientes realizados por Guerrero se ha reportado Armillaria mellea, Diaporthe australafricana, Diplodia corily, por ejemplo. Otros estudios privados han encontrado Fusarium presente en madera de esta especie en la VII Región. Los síntomas probablemente se confundan con Xanthomonas arborícola pv corylina, como en el caso del cerezo. Muchas veces he encontrado síntomas de hongos de la madera en avellanos asociados a la colonización de la madera por parte insectos de la familia Dispididae, que al provocar heridas abren puertas de entrada a este tipo de patógenos.
Por el momento es difícil identificar estos patógenos en terreno, ya que muchas veces se encuentran varios y asociados a otros hongos saprófitos. Es importante continuar con las investigaciones para determinar las circunstancias y patógenos asociados a los síntomas.
En las distintas especies las pérdidas son muy importantes, pudiendo llegar a un 75% de la producción potencial de un huerto. En Francia, en St Cyprien, Dordogne, en un huerto de 10 hectáreas de nogales, del cultivar Franquette, se ha logrado en una temporada y media pasar de producciones de 1,3 ton/ha a 4,2 ton/ha aproximadamente (https://www. noixdedemain.fr/rd-ameliorer-les-techniques-deproduction/).
Las causas de este aumento de la muerte de la madera frutal por enfermedades de la madera en las distintas especies pueden ser variadas, pero la mayoría de los investigadores y técnicos coinciden en muchas de ellas. Dentro de las más nombradas se encuentran:
Si bien el cerezo es una especie que, en general, tiene buen desarrollo y sanidad puede presentar ciertas patologías importantes, como la presencia de virosis, cáncer bacterial, agalla de la corona y, últimamente, hongos de la madera.
El cáncer bacterial del cerezo es una enfermedad asociada a Pseudomonas syringae syringae Van Hall (Pss). Esta bacteria es habitante natural de la superficie foliar y puede transformarse en patógeno cuando coincide un hospedero susceptible con factores predisponentes a la enfermedad.
Se ha detectado en Chile que la excesiva aplicación de cobre en huertos de cerezo ha permitido el mayor desarrollo de huertos afectados por hongos como Claosphaeria pulchella, Cytospora, Chondostereum purpureum, Eutypa lata y Botryosphaeraceae, lo que ayuda a la proliferación de estas enfermedades. Lo más importante en este caso es que los síntomas de Cytospora y estos hongos se suelen confundir con los del cáncer bacterial – Pss (INIA – Quilamapu, Andrés France, en Redagrícola junio 2020).
Cytospora, por ejemplo ha aumentado su importancia no sólo en Chile sino también en Europa, en EE.UU. y en Australia. Es una enfermedad que tenía una menor importancia, pero el manejo fitosanitario y el cambio del clima favorecen el desarrollo de enfermedades de la madera y otras.
Un diagnóstico generalizado para el conjunto de síntomas que caracterizan el deterioro paulatino de los huertos de cerezo, es la alta incidencia del cáncer bacterial, causado por la bacteria Pseudomonas syringae pv. syringae van Hall. Sin embargo, este diagnóstico es discutible, o al menos la elevada incidencia que se le atribuye, porque no siempre es posible aislar la bacteria desde las lesiones.
Los síntomas causados por el cáncer bacterial, caracterizado por heridas en troncos y ramas con abundante exudación de goma, muerte regresiva de ramillas, frutos pequeños, amarillez y caída prematura de hojas, entre otros, también son comunes a la presencia de virus (PDV y PNRSV) y fitoplasmas.
La presencia de PNRSV y PDV como strains asintomáticos es común en huertos adultos de cereza tanto en Chile como en todo el mundo (Lang et al., 1997; Hepp et al., 2001).
Al igual que en el caso del cerezo, en el nogal Xanthomonas arborícola pv juglandis (Xaj) es una bacteria que genera problemas en frutos, hojas y tallos. La madera afectada constituye una de las principales fuentes de inóculo de Xanthomonas arborícola para la próxima temporada.
Las lluvias y bajas temperaturas durante la primavera provocan que el correcto desarrollo de las plantas se vea fuertemente afectado. Esta información permite diseñar, formas de aplicación, productos, estrategias y otros factores como limpieza del huerto para el control de la enfermedad.
El peligro es que el agua libre sobre los tejidos —producto de las precipitaciones, garúas y presencia de neblina, entre otros factores— genera las condiciones ideales para el desarrollo de enfermedades de alto impacto para el nogal, como la peste negra y hongos de la madera.
Esta bacteria desarrolla la infección inicial o primaria principalmente en los frutos, para después ser colonizado por hongos como Phomopsis (Francia), Colletotrichium (Francia), Fusarium (Chile y Francia), Alternaria (Chile), entre otros a nivel mundial, ya que la mayor parte de estos hongos no posee compuestos que degraden las paredes celulares de las células de los frutos. Estos resultados se obtuvieron gracias a investigaciones realizadas por Estación Experimental de Creysse en Francia, junto al Laboratorio Agradvance y el autor de este texto en el Proyecto Europeo LA NOIX DE DEMAIN ( https://www.noixdedemain.fr/rd-ameliorer-lestechniques-de-production/).
Por otro lado, los huertos de nogales californianos han sido afectados durante muchos años por la misma sintomatología, sin una causa conocida. A menudo denominada necrosis apical marrón, o BAN, que provoca nueces mohosas y descoloridas (Michailides, 2020).
El Laboratorio de Michailides en el Centro de Extensión e Investigación Agrícola de Kearney en Parlier, California encontró consistentemente Alternaria, Aspergillus niger, Fusarium, Botryosphaeriaceae y Phomopsis; se sabe por trabajos anteriores que se pueden manejar podando madera muerta y enferma y aplicando fungicidas a mediados de mayo (hemisferio norte) , mediados de junio y mediados de julio (http://ipm. ucanr.edu/). Sin embargo, los otros tres hongos –Alternaria, Aspergillus niger y Fusarium– no se consideraron patógenos en la nuez. Al realizar una variedad de pruebas tanto en el laboratorio como en el campo, el laboratorio de Michailides descubrió que estos hongos son responsables del moho de las nueces.
Además, el tizón del nogal, causado por Xanthomonas arboricola pv. juglandis, pueden agravar el problema Desafortunadamente, las aplicaciones hechas para controlar Botryosphaeria y Phomopsis no son efectivas para controlar el moho de la nuez causado por Alternaria, Fusarium y Aspergillus niger.
Si bien el riesgo siempre será mayor en los huertos de más al sur en Chile, los de la zona centro también presentan problemas por lluvias primaverales o por los problemas fisiológicos que se presentan por la mala calidad de las aguas, con cantidades importantes de sales y alta conductividad eléctrica.
Una de las enfermedades más repartidas a nivel mundial en el avellano es Xanthomonas arborícola pv corylina (Xac). Por lo general, el daño causado ocurre principalmente en plantas jóvenes de avellana en huertos, afectando hasta el 10% de los árboles. Sin embargo, puede producir la muerte de hasta el 100% de los árboles más viejos.
En los huertos, las pérdidas se producen principalmente por el daño de numerosas yemas, brotes fructíferos y ramas. De esta manera, el patógeno reduce el rendimiento y la calidad de la fruta y limita la duración de la vida de los árboles y los huertos. La pérdida en el campo generalmente varía del 1 al 10%, aunque los ataques pueden causar pérdidas más severas.
A este grave problema de Xac en investigaciones privadas y de la Universidad de la Frontera se debe asociar varios hongos de la madera, algunos ya mencionados. Por tanto, las consideraciones con el cobre de las otras especies también son relevantes en este caso y es muy importante investigar de forma de evaluar estrategias de manejo que eviten el creciente deterioro de los huertos.
En Chillán, el INIA realizó ensayos de laboratorio en placas sobre las que aplicó distintas dosis de Cu SO 4. Dosis de hasta 0,8 mM de CuSO4 no lograron disminuir el desarrollo del hongo sino que muy por el contrario lo incrementaron respecto al testigo. Esto demuestra el efecto negativo del cobre en el control de diversos hongos de la madera. La dosis de 1,2 mM de Cu SO 4 no es factible comercialmente en terreno; por tanto, si bien disminuye el desarrollo de estas cepas de hongos no se pueden aplicar.
Es muy importante considerar en primer lugar evaluaciones locales o de macro zonas para cada especie que presente este tipo de patologías. Los controles deben considerar las condiciones ecofisiológicas del desarrollo de las especies, cultivares específicos y de los patógenos locales. Muchos de esos patógenos se encuentran en el entorno de los huertos y se ven exacerbados por las condiciones de manejo de los huertos frutales.
La poda sanitaria y eliminación de la madera enferma debe ser una norma en todos los huertos desde la tercera o cuarta temporada. El manejo racional de la fertilización y el control estricto del riego para evitar tanto el exceso como el estrés por falta de agua. La utilización de bactericidas y fungicidas debe ser en forma racional de modo de evitar la desaparición de la flora fúngica y bacteriana que compite o limita el desarrollo de los patógenos que causan enfermedades de la madera.
La poda de producción debe ser minimizada y considerar el cubrimiento de los cortes. Muchos productos utilizados para cubrir los cortes de poda han demostrado su bajo control en terreno de las heridas causadas; tanto en experiencias en terreno como en investigaciones nacionales, la colonización por parte de patógenos es muy importante después de un año. Productos en base a microorganismos no han demostrado tener mejor efecto para disminuir la velocidad de ingreso de los patógenos.
A mayor número de cortes más difícil es la cicatrización, por tanto deben minimizarse las podas mecánicas a lo estrictamente necesario. Productos biológicos como Trichodermas o bacterias benéficas deben tener objetivos claros y épocas de aplicación bien definidas.
No se debe olvidar que las puertas de entrada y los inóculos de estos patógenos, al ser un complejo bacterial y fúngico, están presentes todo el año. Ningún fungicida o bactericida puede controlar un periodo tan importante de tiempo.
Trichoderma spp (cepas específicas) puede colonizar aproximadamente 1-2 cm de las heridas de poda y también las heridas causadas por los frutos después de la cosecha de las nueces. La colonización depende del estado fisiológico de las cepas así como de las condiciones climáticas durante la poda. Las heridas pueden permanecer susceptibles durante bastante tiempo, pero el momento más crítico es entre 2 y 8 semanas después de la poda.
El hongo Trichoderma tiene un efecto preventivo sobre los patógenos que causan las infecciones de la madera. Para maximizar su efecto preventivo, se debe: